La evolución de las emociones competitivas
De todas las emociones que podemos experimentar, los celos son quizás la más difícil de afrontar y la más peligrosa. Son pasión dirigida contra la amenaza de traición o la amenaza de abandono. Es:
- enojo hacia alguien que consideramos un intruso o un competidor.
- resentimiento hacia la persona que tememos pueda abusar de nuestra confianza.
- visceral, fundamental y, a veces, violento.
Podemos sentirnos abrumados, llevados y controlados por los celos. Nuestro corazón y nuestra mente son secuestrados. Y nos sentimos perdidos en la ansiedad y la impotencia.
¿Qué son los celos?
Ellos ocurren cuando tememos que nuestra relación especial se vea amenazada. Tememos que nuestra pareja o amigo pierda interés en nosotros y forme una relación más estrecha con otra persona. Nos sentimos amenazados por su atención hacia esta persona. Los celos no ocurren en el vacío: en realidad se trata de tres personas. Es la tercera persona la que amenaza nuestra relación especial. Podemos sentir celos de nuestro amante, amigos, familiares y compañeros de trabajo. Podemos, si tenemos mala suerte, percibir amenazas de casi cualquier persona que entre en nuestra esfera social. Tememos que las cosas se desmoronen rápidamente y que seamos humillados, marginados y abandonados.
Muchas veces confundimos los celos con la envidia. La envidia ocurre cuando creemos que alguien ha logrado una ventaja sobre nosotros (a veces injustamente) y nos molesta su éxito porque pensamos que nos refleja mal. Su éxito es nuestro fracaso. Sentimos envidia de las personas que compiten en un área que valoramos: si se trata de negocios, envidiamos a alguien que gana más dinero o que obtiene un ascenso en lugar de nosotros. Si se trata de académicos, envidiamos a alguien que obtiene una beca o publica un artículo.
La envidia tiene que ver con la comparación. Los celos se refieren a la amenaza a una relación. Aunque los celos y la envidia son emociones diferentes, a menudo sentimos ambos hacia la misma persona porque ambos tienen que ver con nuestra sensación de que estamos compitiendo con otros y que podríamos perder.
Cómo experimentamos los celos
Sentimientos
Los celos no son una sola emoción: son una mezcla de muchos sentimientos poderosos y confusos, como la ira, la ansiedad, el temor, la confusión, la excitación, la impotencia, la desesperanza y la tristeza. De hecho, alguien en una relación romántica puede sentir celos por la infidelidad percibida y al mismo tiempo sentirse sexualmente excitado por la fantasía de esa infidelidad. Nos confundimos mucho porque tendemos a creer que sólo deberíamos tener un sentimiento a la vez. Además, hay amor en la mezcla. Los dolorosos sentimientos negativos pueden mezclarse con nuestros sentimientos positivos de amor. Queremos sentirnos de una sola manera, ya sea positiva o negativa, pero tenemos ambos tipos de sentimientos, que a menudo llegan en oleadas y que a menudo nos abruman.
Pensamientos celosos
Decimos que “sentimos” celos, pero ellos también implican una amplia gama de tipos de pensamientos. Pensamos: “Él está interesado en otra persona” o “Ella me dejará” o “Mi pareja nunca debería encontrar atractiva a nadie más“. Tenemos pensamientos sobre lo que deberíamos saber: “Necesito saber exactamente qué está pasando“. Y, si no sabemos lo que está pasando, tenemos pensamientos al respecto: “Lo que no sé me hará daño”.
Conductas
A menudo actuamos sobre nuestros celos buscando tranquilidad y haciendo preguntas puntuales. Podríamos seguirla, espiarlo, leer su correo electrónico y mensajes de texto, seducirlo, engatusarla, revisar su GPS en el auto, oler su perfume, revisar su maleta, preguntar a otras personas qué saben y amenazar a nuestra pareja. Gritamos, interrogamos, hacemos pucheros, nos retiramos. Nos aferramos o evitamos.
De modo que los celos no son “sólo un sentimiento”. Es un sinfín de emociones, sensaciones, pensamientos, comportamientos, preguntas y estrategias para controlar a la otra persona. Los celos son impulsados por el deseo insaciable de saber con certeza qué está pasando, lo que nos lleva a imaginar todas las cosas terribles que no sabemos, pero que podrían ser ciertas. Buscamos conocer y controlar. Y a menudo tratamos nuestros pensamientos, fantasías y sentimientos como si fueran la realidad misma que tememos. Pero los sentimientos no son hechos.
Simplemente tener un sentimiento o pensamiento de celos no es el problema principal. Los problemas vienen con todos los comportamientos y estrategias de control que siguen. Es la respuesta la que nos mete en problemas. Una reacción en cadena de ansiedad puede desarrollarse tan rápidamente que quedemos completamente sorprendidos por lo que decimos y hacemos. En otras palabras, una cosa es sentir celos y otra cosa es actuar en consecuencia. Exploraremos esto con más detalle más adelante. En primer lugar, para tener más control sobre las reacciones de los celos, es útil comprender mejor los celos, tanto los propios como los celos en general. Aquí está el panorama general.
¿Cómo saber si eres demasiado celoso o celosa?
Friedrich Hebbel, un poeta alemán, dijo: “cualquier cosa que el hombre gane debe pagarla cara, aunque no sea más que con el miedo de perderla”. Esto significa que todos, cuando mantenemos una relación de pareja, experimentamos cierta preocupación por la posible pérdida de la persona amada. En algunas ocasiones ese temor se traduce en celos. Sin embargo, se trata de celos sanos pues solo implican una preocupación comprensible y racional por la pérdida.
Los celos sanos son aquellos en los que la preocupación o el miedo a perder a la persona amada no nos hacen perder nuestra capacidad de raciocinio. Podemos experimentar cierta preocupación pero esta no nubla nuestra mente ni nos conduce a sacar conclusiones irracionales o a imaginar situaciones inexistentes. La persona que siente unos celos sanos desea que su pareja permanezca a su lado pero no intentará controlarla. Además, esos celos no provocan un malestar intenso en la persona ni afectan seriamente la relación.
No obstante, los celos patológicos van un paso más allá, hasta el punto que se pueden catalogar como un trastorno. Este tipo de celos son infundados y pueden llegar a obsesionar a la persona que los padece, convirtiéndose en el centro alrededor del cual gira su mundo. Como resultado, repercuten negativamente en su comportamiento y generan hostilidad, autocompasión y una profunda inseguridad.
La persona que experimenta celos patológicos llega a demandar que su pareja no se implique emocionalmente con nadie, muchas veces, ni siquiera con sus amigos. Para evitar que esto suceda, se dedica a vigilar cada uno de sus movimientos, llegando a imponer reglas absurdas. Esa presión constante termina convirtiéndose en una bomba de tiempo para la relación pues la otra persona se siente atrapada y vigilada.
Tipos de celos
1. Celos normales. Este tipo es descrito como el malestar que un individuo siente cuando en la realidad su pareja le está siendo infiel. En esta situación la persona ve, descubre y es testigo de la infidelidad. También puede ocurrir que esta sea contada por su pareja. Es el dolor que siente la persona al ver a su pareja con otro compañero sentimental.
2. Celos patológicos. Son los que están basados en dudas, temores y sospechas de una persona hacia su pareja. Sin embargo, en este caso la desconfianza parte de hechos que sí ocurrieron o, incluso, de las propias inseguridades internas de la persona.
3. Celos delirantes. Las personas que poseen este tipo no se apoyan sobre evidencias, ni pruebas. La certeza del celotípico es una que no es acorde a la realidad y que hace parte de trastornos psicóticos. Es producto de una mente trastornada, donde el compañero sentimental podría llegar a correr peligro.
Signos de los Celos
La persona celosa tiende a ser celosa de los amigos del mismo sexo o del sexo opuesto, del equipo de trabajo, de un desconocido en la calle o en cualquier sitio, de toda actividad social o incluso de sus propios hijos, etc. La consecuencia de esto,
La verificación: revisar la agenda, los bolsillos de la ropa, el teléfono celular, oler ropa o cuerpo de la pareja o huellas extrañas, acompañar a la pareja o ir a buscar, etc.
Cuestionamiento: interrogaciones, poner a prueba la veracidad de lo dicho, escenas, discusiones más o menos violencias, cuestionamientos de dónde está, con quién está, etc.
La inhibición: no hacer nada si el otro no está la pareja
Posesión: En el caso de los celos de pareja, la posesión puede explicarse como un deseo de que el otro le pertenezca exclusivamente a la persona celosa, su tiempo, su interés, etc., al punto de no soportar el deseo de libertad de la pareja. Esta posesión es reforzada por el miedo de perder su lugar privilegiado respecto a su pareja.
La idealización del otro: la persona celosa tiende a idealizar a su pareja y es una de las causas de los celos. Esta idealización conduce a la certeza de que la pareja es deseada por todos los demás y por consecuencia se genera una desconfianza hacia todas las personas que puedan acercarse a la pareja.
La proyección: consiste en la proyección de fantasmas o deseos propios a la pareja de ser infiel y convencerse que su pareja es que tiene esos deseos.
Tratamiento de la celotipia
El tratamiento de un trastorno delirante puede resultar complejo debido a la gran cantidad de factores y agentes a tener en cuenta. En el caso del subtipo celotípico del trastorno delirante algunas de las pautas a aplicar en el tratamiento son las siguientes:
1. Concienciación y modificación de creencias disfuncionales
Tratar este tipo de problemática requiere de la modificación de las creencias disfuncionales del paciente, con lo que se suele emplear un tratamiento de tipo cognitivo-conductual. El tema delirante no debe ser confrontado directamente, sino que ha de hacerse una aproximación progresiva y establecer una relación de confianza para que el paciente exprese sus miedos.
Se pretende que, poco a poco, el paciente haga conscientes y verbalice sus miedos al respecto y lo que supondría para él o ella la existencia de una infidelidad. Así el propio paciente reflexiona poco a poco sobre sus creencias, como ha llegado a tenerlas y la lógica y coherencia de sus argumentos.
Posteriormente se ha proceder haciendo ver al paciente que su interpretación es únicamente una de las muchas interpretaciones posibles, haciéndole reflexionar sobre otras opciones. Culpabilizarse a sí mismo o a la otra persona empeora la situación, con lo que se debe evitar y redirigir las sensaciones que la situación provoca. Relativizar y decatastrofizar la presencia de una infidelidad ha demostrado ser también de una cierta utilidad en algunos casos.
Asimismo, se hace necesario hacer ver al o a la paciente que si su pareja está con ellos es porque la valora y quiere estar con él/ella. También se ha procurar que la persona vea que es lógico y normal que otras personas puedan encontrar atractiva a la persona amada y que esto no implica que ésta les vaya a corresponder.
2. Exposición en imaginación y prevención de conductas control
Como hemos dicho es muy frecuente que las personas con síndrome de Otelo realicen una serie de conductas con el fin de controlar y asegurarse de si su pareja les está o no siendo fieles. Estas conductas son reforzadas a través de un proceso de condicionamiento (comprobar que no hay nada les tranquiliza temporalmente, cosa que provoca posteriores comprobaciones que evitan la ansiedad). En estos casos se hace necesario hacer que el o la paciente sea capaz de tolerar la incertidumbre y la ansiedad.
Para ello uno de los tratamientos más exitosos es la exposición con prevención de respuesta. Así, se pretende que la persona imagine de una forma graduada situaciones en que la pareja le es infiel y controle la necesidad de realizar comprobaciones al respecto. Esta exposición ha de ser gradual y pautada entre el terapeuta y el paciente, de cara a hacerla tolerable y eficaz.
Gracias a las técnicas que utilizamos, no solo podrás saber cómo controlar los celos sino que además podrás:
- Aprender a confiar en la persona que has elegido como pareja.
- Encontrar el origen de tus celos de pareja.
- Superar el miedo a la soledad y al abandono, así como la ansiedad que esto genera.
- Aumentar la autoestima y la confianza en ti mismo/a.
- Eliminar los prejuicios y las creencias irracionales sobre la infidelidad, asumiendo una actitud más objetiva.
- Descubrir que eres único e irrepetible, y que mereces el amor de otra persona.
- Vivir tu relación desde una posición de igualdad al comprender que la pareja no es una propiedad y merece libertad.
- Desarrollar habilidades sociales que te permitirán mantener una comunicación más fluida con tu pareja, para consolidar la relación.