Cómo se forman las creencias y por qué son tan difíciles de cambiar

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El origen de las creencias: los esquemas cognitivos

Un esquema cognitivo puede ser adaptativo o desadaptativo. Por ejemplo, una persona que crece en un ambiente donde recibe amor y apoyo puede desarrollar un esquema de confianza en los demás. En cambio, alguien que experimenta rechazo o abuso podría desarrollar un esquema de desconfianza o inferioridad.

¿Por qué las creencias son tan resistentes al cambio?

Existen varios mecanismos psicológicos que explican por qué cambiar una creencia es tan difícil:

  1. Pertenencia a un grupo social
    Muchas creencias están vinculadas a la identidad grupal. Cambiar una creencia puede significar cuestionar la cultura, la familia o la comunidad a la que pertenecemos, lo que genera resistencia por miedo al rechazo o la exclusión.
  2. Condicionamiento emocional
    Algunas creencias están asociadas a emociones intensas. Por ejemplo, una persona que ha experimentado traumas puede tener la creencia de que el mundo es un lugar peligroso. Aunque la evidencia indique lo contrario, el miedo ligado a esa creencia la mantiene activa.

¿Cómo se pueden cambiar las creencias?

Desde la TCC, el cambio de creencias se trabaja a través de varias estrategias:

  • Reestructuración cognitiva: Identificar y cuestionar creencias disfuncionales, buscando evidencia en contra y explorando interpretaciones alternativas.
  • Exposición gradual: Enfrentar situaciones que desafíen la creencia en un ambiente seguro, permitiendo que la persona adquiera nuevas experiencias.
  • Experimentos conductuales: Poner a prueba la validez de una creencia en la vida real y analizar los resultados de manera objetiva.
  • Psicoeducación: Comprender cómo funcionan los esquemas cognitivos y los sesgos ayuda a desarrollar una mentalidad más flexible.

Las creencias son la base de nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos. Aunque cambiar una creencia puede ser un proceso desafiante debido a mecanismos como el sesgo de confirmación y la disonancia cognitiva, la terapia cognitivo-conductual ofrece herramientas efectivas para modificar esquemas desadaptativos y promover una visión más saludable de la realidad. El cambio es posible cuando se trabaja de manera estructurada y con la disposición de cuestionar lo que hemos dado por cierto durante tanto tiempo.