¿Cuales son los Rasgos de Personalidad de un Depredador?

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Estilo de Personalidad Depredador

Ahora estamos en condiciones de diseñar una suerte de perfil psicológico del llamado “Estilo de Personalidad Depredador“. Este modelo busca explicar cómo algunas personas actúan de manera consciente y deliberada, pero de una forma irresponsable y disfuncional, en lugar de estar motivadas por miedos, inseguridades o defensas inconscientes. Es decir, estas personas no se comportan así por causa de factores emocionales ocultos, sino porque eligen actuar de esa manera de forma consciente.

Si bien, cada individuo con este estilo de adaptación depredador pueda tener características únicas, hay ciertos rasgos que todos comparten. Estos rasgos comunes permiten agrupar a estas personas bajo un mismo tipo de perfil psicológico.

Se propone un nuevo sistema de clasificación, para formar un perfil psicológico del “Estilo de Personalidad Depredador“. Este sistema tiene como objetivo entender mejor cómo y por qué estas personas actúan de la manera en que lo hacen, y agruparlas de acuerdo a sus características comunes.

a)    Sentido Distorsionado de Valía Personal y de los Demás

Se refiere a cómo estas personalidades depredadoras tienen una visión desequilibrada tanto de sí mismas como de los demás. Estas personalidades tienden a sobrevalorar su propio valor, viéndose a sí mismas como superiores, mientras que subestiman el valor y la dignidad de los demás. Este desequilibrio puede llevar a que sus relaciones sean superficiales o, en el peor de los casos, abusivas y explotadoras.

Este sentido distorsionado se relaciona con a verse a sí mismo como superior a los demás, lo que puede hacer que los otros la perciban como arrogante o engreída. Esta falta de modestia extrema es también un rasgo típico del narcisismo.

Además, el criterio de “relaciones superficiales” indica que la persona está más centrada en sí misma y es menos propensa a preocuparse por los problemas de los demás. Esto lleva a relaciones menos comprometidas y más superficiales.

En resumen, las personalidades con un sentido distorsionado de su propio valor y el de los demás tienden a tener una imagen exagerada de sí mismas y a desvalorizar a los otros, lo que afecta negativamente sus relaciones, haciéndolas menos profundas y más orientadas a la explotación o al abuso.

b)    Dañada Capacidad de Empatía y Constricción.

Los Depredadores a menudo dicen que se sienten mal por lo que hicieron, pero sus acciones no lo demuestran. Pueden sentir lástima por sí mismos cuando son atrapados y castigados, y quieren que otros los vean como víctimas que sufren internamente. Sin embargo, sus pensamientos y comportamientos no muestran que realmente se preocupen por cómo sus acciones afectan a los demás.

Estas personalidades pueden mostrar un remordimiento superficial solo para que los demás piensen bien de ellos, pero no es un arrepentimiento genuino porque no consideran los sentimientos y necesidades de los otros. En términos de generales, tienden a ser insensibles y a tomar decisiones basadas solo en la lógica, sin preocuparse mucho por los demás.

Los Depredadores no tienen una conciencia bien desarrollada que las impulse a hacer lo correcto o que las detenga de hacer lo incorrecto. En los casos más graves, la conciencia puede estar casi ausente.

Estas personalidades tienden a no seguir estrictamente los principios éticos y pueden ser poco fiables o descuidadas en sus obligaciones morales. Esto significa que no tienen los frenos necesarios para evitar hacer cosas incorrectas.

c)    Toma de Consciencia Dañada.

Los Depredadores no tienen una conciencia bien desarrollada que las impulse a hacer lo correcto o que las detenga de hacer lo incorrecto. En los casos más graves, la conciencia puede estar casi ausente.

Estas personalidades no pueden evitar hacer cosas que no deberían, ya que no poseen un fuerte sentido de lo que está bien o mal. Esta falta de frenos internos les impide detenerse antes de realizar acciones indebidas. Ellos tienden a no seguir estrictamente los principios éticos y pueden ser poco fiables o descuidadas en sus obligaciones morales ya que no sigue estrictamente las reglas morales.

En resumen, la falta de una conciencia fuerte y la falta de adherencia a los principios éticos hacen que estas personas no tengan las barreras internas necesarias para impedir que lleven a cabo actos incorrectos.

d)    Búsqueda activa de una posición superior o dominante en cualquier relación o interacción personal.

Es la tendencia de las personalidades depredadoras a buscar de manera constante una posición de superioridad o dominio en cualquier relación o interacción personal. Estas personalidades están siempre compitiendo por una posición dominante, sin importar la situación o si hay una necesidad real de hacerlo. Esta actitud de lucha constante por el control es difícil de comprender para la mayoría de las personas, especialmente para aquellas con personalidades más sanas o inocentes. Sin embargo, es precisamente esta falta de comprensión lo que permite que las personalidades depredadoras logren su objetivo de obtener ventaja sobre los demás, ya que pueden sorprender o manipular a aquellos que no están preparados para enfrentar este tipo de comportamiento.

Estas personalidades depredadoras no solo buscan dominar, sino que también tienen una profunda aversión hacia cualquier forma de sumisión a la autoridad o poder superior. Estas personalidades están en una lucha constante contra cualquier cosa que obstaculice la consecución de sus deseos, ya sean normas, obligaciones morales, o expectativas sociales impuestas por figuras de autoridad. Aunque pueden dar la apariencia de conformarse con las reglas cuando les resulta conveniente, en el fondo nunca aceptan realmente estar bajo el control o la influencia de otra persona. Para ellos, la idea de estar subordinados a alguien más es inaceptable y profundamente incómoda. Esta resistencia innata a la sumisión juega un papel crucial en su desarrollo, dificultando la formación de una conciencia moral adecuada y afectando negativamente su capacidad para aprender y crecer a partir de sus experiencias.

Una personalidad depredadora tiende a ser agresiva y competitiva, prefiriendo la confrontación y el conflicto en lugar de la cooperación. Estas personalidades no tienen problemas en expresar su ira y prefieren imponerse a los demás antes que ceder o buscar una solución pacífica. Este rasgo refleja la lucha constante por la superioridad y el rechazo a cualquier forma de sumisión que caracteriza a las personalidades depredadoras.

En resumen, las personas con este perfil de personalidad están constantemente buscando dominar en todas sus interacciones, impulsadas por un profundo rechazo a cualquier forma de sumisión. Su agresividad y competitividad las llevan a preferir el conflicto antes que la cooperación, lo que las convierte en individuos que siempre están luchando por mantenerse en la cima, a menudo a expensas de los demás.

e)    Carencia de Miedo Adaptativo.

Algunos depredadores no sienten el temor que normalmente debería surgir al pensar en hacer algo arriesgado o incorrecto. Estas personalidades no consideran las posibles consecuencias de sus acciones y, por lo tanto, a menudo se involucran en comportamientos peligrosos y buscan situaciones emocionantes o extremas.

Mientras que la mayoría de las personas reconsiderarían su comportamiento después de experimentar una consecuencia negativa, las personalidades con esta carencia de miedo no lo hacen. Su falta de temor las hace seguir adelante con su conducta destructiva sin inmutarse. De hecho, cuando enfrentan dificultades o consecuencias negativas, en lugar de cambiar, tienden a reforzar su actitud combativa y se sienten más firmes en su postura. Ven estas adversidades como pruebas de que el mundo es un lugar duro y que deben luchar para sobrevivir. Para ellos, esta capacidad de resistir la adversidad se convierte en un rasgo que valoran e incluso buscan intensificar con cada nuevo desafío.

Estas personalidades tienden a ser calmadas y relajadas. No se preocupan por lo que podría salir mal, lo que significa que no sienten la aprensión o el miedo que los detendría de tomar riesgos innecesarios.

Son personalidades que buscan constantemente emociones y estímulos. Les atraen las situaciones excitantes, los colores vivos, y los ambientes ruidosos, lo que refleja su tendencia a buscar sensaciones nuevas y estimulantes.

En resumen, la falta de un miedo saludable que debería advertirles sobre los riesgos, junto con una búsqueda constante de emociones, lleva a estas personalidades a involucrarse en comportamientos peligrosos y a no considerar las consecuencias negativas de sus acciones.

f)     Desdén e indiferencia patológica por la verdad.

Los Depredadores son individuos que no solo ignoran la verdad, sino que están en constante conflicto con ella. Las personalidades depredadoras siempre buscan mantener una ventaja sobre los demás. Para lograr esto, manipulan la verdad de manera deliberada, a menudo utilizando el engaño y la mentira. Estas personalidades no solo mienten para ocultar la verdad, sino que lo hacen de manera tan habitual y sofisticada que incluso engañan cuando no es necesario, solo para mantener su ventaja en las relaciones e interacciones.

Los Depredadores ven la mentira como una herramienta para controlar la impresión o imagen que los demás tienen de ellos. Manipulan cuidadosamente cómo son percibidas por los demás para asegurarse de que nunca pierdan su posición dominante. Este comportamiento de manipulación y engaño está tan arraigado en su forma de actuar que mentir se convierte en una segunda naturaleza para ellas. Incluso en situaciones donde decir la verdad sería suficiente, prefieren mentir porque esto les permite continuar su “juego de estafa”, asegurándose de que siempre tienen la ventaja.

Este comportamiento se relaciona directamente con un individuo que prefiere manipular a los demás utilizando tácticas como el halago, la astucia o el engaño. Estas personalidades ven la manipulación como una habilidad social necesaria y consideran que aquellos que son francos y directos son ingenuos y fáciles de manipular.

Por lo tanto, cuando se dice que los depredadores manipulan la verdad para mantener una posición de ventaja, se está haciendo referencia a personalidades que recurren al engaño y a la manipulación como herramientas fundamentales para asegurar que siempre estén en una posición superior frente a los demás. Su comportamiento refleja una actitud calculadora y estratégica, donde la verdad es manipulada a conveniencia para garantizar que nunca pierdan su control o ventaja en cualquier situación.

g)    Frenos internos defectuosos.

Los Depredadores son como un tren sin frenos. Una vez que se enfocan en algo, no pueden, o no quieren, detenerse, incluso si detenerse sería lo mejor para todos. Esto se debe a que tienen una deficiencia en los mecanismos cerebrales que normalmente nos ayudan a inhibir impulsos y controlar nuestras acciones. Además, estas personalidades están tan predispuestas a luchar y ser agresivas que es muy difícil para ellas desarrollar estos mecanismos de control durante su vida.

Debido a esta falta de control interno y a su naturaleza extremadamente agresiva, estas personalidades tienen dificultades para retrasar la gratificación. Quieren lo que desean, y lo quieren de inmediato, sin considerar las consecuencias.

Se asocia esta falta de frenos internos a personalidades que no pueden controlar sus impulsos y deseos. Sienten sus deseos de manera tan intensa que no pueden resistirlos, aunque luego se arrepientan de sus acciones.

En resumen, estas personalidades carecen de la capacidad de controlar sus impulsos y de retrasar la gratificación, lo que coincide con la descripción previa sobre su falta de frenos internos. Esto las lleva a actuar de manera inmediata y sin pensar en las consecuencias, lo que a menudo resulta en comportamientos impulsivos y agresivos.

h)    Temperamento Irascible.

Los Depredadores tienden a reaccionar de manera rápida e intensa a cualquier situación que les incomode. Mientras que la mayoría de las personas ignorarían ciertos comentarios o acciones, estas personalidades suelen reaccionar de forma exagerada. Tienen una muy baja tolerancia a la frustración, lo que significa que se enojan fácilmente cuando las cosas no salen como ellos desean. Debido a esto, no han desarrollado la capacidad de soportar pequeñas molestias o contratiempos. Incluso la provocación más mínima, como una palabra incorrecta o una mirada desafiante, puede desencadenar su ira.

Se asocia esta baja tolerancia a la frustración con personalidades que tienden a enojarse con facilidad y a mantener sentimientos de rencor.

En resumen, las reacciones exageradas y la facilidad con la que estas personalidades se enojan se relacionan directamente con su baja tolerancia a la frustración. Esto coincide con la descripción previa, donde se señala que estas personalidades se enfurecen fácilmente y tienen poca paciencia cuando las cosas no van como quieren.

i)     Lo que dicen es muy distinto a lo que piensan, por eso manejan a los demás.

Estas personalidades son muy calculadoras y cuidadosas al actuar. A diferencia de las personas impulsivas, ellos piensan mucho antes de tomar decisiones, lo que les permite manipular a los demás con eficacia. Son capaces de decir una cosa y pensar otra completamente diferente, utilizando esta discrepancia para manejar a las personas a su alrededor.

Este rasgo se relaciona con personalidades que tienden a ser cautelosas y reflexivas, tomando decisiones después de un cuidadoso razonamiento.

En resumen, estas personalidades no actúan impulsivamente, sino que planifican y reflexionan cuidadosamente, lo que les permite manipular y controlar a los demás con mayor eficacia.

j)     Dificultades para establecer relaciones interpersonales íntimas.

Este criterio es crucial para entender a estas personalidades. Tienen grandes dificultades para formar relaciones cercanas y significativas con los demás. Esto se debe a que siempre están en un “permanente estado de guerra”, viéndose a sí mismos como depredadores que deben dominar a los demás. Como están constantemente alerta y sospechando de las intenciones de otros, les resulta imposible relajarse y confiar en alguien. Esto impide que puedan establecer relaciones saludables y de confianza con otros seres humanos.

Las personalidades depredadoras tienden a ser cínicas y escépticas, creyendo que los demás pueden ser peligrosos o deshonestos.

En resumen, la desconfianza y la visión negativa que estas personalidades tienen de los demás hacen que sea muy difícil para ellas formar relaciones íntimas y basadas en la confianza. Este estado constante de alerta y sospecha les impide abrirse y establecer conexiones genuinas con otras personas.

k)    Conductas Resistentes a la Responsabilidad y Tácticas de Manipulación.

Las personalidades depredadoras tienden a involucrarse en comportamientos automáticos que, por su naturaleza, impiden la internalización de valores, principios y controles internos prosociales. Estos comportamientos también sirven como tácticas para manipular y obtener ventaja sobre los demás, y refuerzan sus intentos de manejar las impresiones que los demás tienen de ellos.

Estas estrategias de manipulación permiten a los individuos evitar la internalización de valores, principios y controles sociales, los cuales desprecian y contra los que están en constante conflicto. A través de estas tácticas, logran obtener una ventaja significativa sobre las demás personas y, al mismo tiempo, gestionar las impresiones que los demás puedan formarse sobre ellos, manteniendo sus intenciones y comportamientos dañinos ocultos.

Las personalidades depredadoras son conocidas como antagonistas, tienden a ser cínicos, groseros, desconfiados, poco cooperativos, irritables y pueden ser manipuladores, vengativos y despiadados.

Estas últimas características—cínicas, manipuladoras y vengativas—son las que definen el estilo de adaptación depredador que estamos analizando.

l)     Manejo sobre la Impresión que los Demás tienen de ellos.

Estas personalidades tienen una habilidad excepcional para manipular cómo los demás los perciben, lo que les permite mantener una ventaja sobre quienes los rodean. Esta manipulación no es solo superficial; va mucho más allá, afectando la forma en que interactúan y controlan a otros.

En muchos casos, estas personas utilizan la manipulación de la imagen para ocultar sus verdaderas intenciones. Algunos lo hacen para mantener una autoimagen inflada y poco realista, mientras que otros se esfuerzan en mantener a los demás en la oscuridad sobre su verdadera naturaleza. Sin excepción, el objetivo principal de esta manipulación es asegurar una posición de poder o ventaja sobre los demás.

Se señala que algunos de estas personalidades son tan hábiles en el manejo de impresiones que parecen tener un “talento” especial para encantar y manipular a otros, un rasgo que va más allá de una simple labia o encanto superficial. Estos depredadores pueden ser vistos como una versión más extrema y peligrosa de la personalidad manipuladora, utilizando su habilidad para ganarse la confianza de los demás, solo para explotarla más tarde.

Este tipo de comportamiento puede hacer que estas personalidades sean particularmente difíciles de tratar, incluso en un entorno terapéutico. De hecho, se advierte que exponer a estos individuos a ciertos tipos de tratamiento psicológico puede ser contraproducente. En lugar de ayudarlos a mejorar, estos tratamientos pueden darles una comprensión más profunda de las emociones y vulnerabilidades humanas, lo que solo mejora su capacidad para manipular y controlar a los demás. Algunos terapeutas, orientados por enfoques tradicionales, pueden incluso ser engañados por estas personas, quienes aparentan seguir los principios del tratamiento mientras en realidad están utilizando esa información para perfeccionar sus tácticas depredadoras.

Por ejemplo, una paciente asistió a terapia durante 15 años, pero no con el objetivo de mejorar su bienestar, sino para aprender más sobre cómo funcionan las emociones humanas y cómo manipular mejor a las personas en su vida. Esta paciente utilizó la terapia como un medio para perfeccionar sus estrategias, mientras su terapeuta, imbuido en un modelo clásico de tratamiento, no sospechaba de la verdadera naturaleza de su paciente.

Las personalidades depredadoras tienden a ser dominantes, decididas y a menudo se convierten en líderes dentro de sus grupos sociales. En el caso de las personalidades descritos previamente, esta asertividad se convierte en una herramienta poderosa para controlar y manipular a quienes los rodean. Usan su asertividad no solo para liderar, sino también para dominar y explotar a otros, asegurando que siempre estén en una posición de poder.

En resumen, estas personalidades no solo son socialmente hábiles, sino que utilizan su capacidad para manipular las percepciones de los demás de manera extremadamente eficaz. Son cautelosos, deliberados y calculadores, lo que les permite mantener una fachada de normalidad mientras esconden sus verdaderas intenciones depredadoras. Esta combinación de habilidades sociales y manipulación deliberada los convierte en individuos extremadamente difíciles de manejar y tratar, tanto en la vida cotidiana como en un contexto terapéutico.